jueves, 22 de noviembre de 2007

La senda del perdedor


Comienzo, capítulo 26.


Mi madre iba cada mañana a su mal pagado trabajo y mi padre, que no tenía trabajo, también salía cada mañana. Aunque la mayoría de los vecinos estaban sin empleo, él no quería que advirtieran que estaba parado. Así cada mañana a la misma hora se metía en su coche y salía como si fuera a trabajar. Por la tarde volvía siempre a la misma hora. Para mí era perfecto, porque me quedaba solo en el lugar. Ellos cerraban la casa, pero yo sabía cómo introducirme. Abría la puerta de rejilla con un cartón. La puerta del porche estaba cerrada con llave por adentro, pero yo deslizaba un periódico bajo la puerta y hacía que cayera la llave.

Fuente: Charles Bukowski, La senda del perdedor; Anagrama, Séptima edición, marzo 2004; pág 109.

2 comentarios:

Auggie Wren dijo...

La senda del perdedor... uno de los mejores libros de Bukowski, que nos presenta al Hank muchacho, que ya tiene ese fuego dentro de él.

P.D: Me alegro de volver a verle por estos lares, ya iba siendo hora.

Anónimo dijo...

Coincido con tu opinión, Auggie: La senda es de lo mejor.
Sí, me perdí un poco, pero acá sigo. Gracias por el coment.
Saludos.
Fernando